Stalkerware es un término con en el que es posible que no estés familiarizado. Quizá te suene a protagonista de película de aventuras o a estrella de rock, pero es, en realidad, una seria amenaza a tu privacidad que no debes pasar por alto.
¿Qué es el stalkerware?
Es algo muy parecido a un virus espía. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, no tiene capacidad de replicarse a sí mismo ni se instala en equipos y dispositivos de forma masiva, sino de uno en uno.
También se parece en cierta forma al software de control parental, pero el stalkerware, a diferencia de aquél, se esconde en nuestro dispositivo. Es decir, actúa de forma invisible. Así, tu hijo podría emplear su móvil con plena inconsciencia de que le estás espiando.
Por lo tanto, muchos de estos programas de espionaje se presentan como una solución para saber si tus hijos van por el buen camino. Esa es una de las razones por las que, en algunos países, puede que la aplicación en sí no sea ilegal, aunque el uso que se le de pueda ser hasta delictivo. Por eso no es complicado adquirirlas con el fin de espiar a alguien, sea o no tu hijo.
Las puertas de entrada del stalkerware
Podemos hablar de dos principales. La primera es que alguien cercano a ti lo instale en tu dispositivo. Puede ser tu pareja, tus padres, tus jefes, un amigo, la competencia de tu negocio…
Normalmente, aprovecharán un doble descuido: por un lado, un momento en el que dejes solo tu móvil; por otro, que no empleas las medidas de seguridad adecuadas, como el bloqueo de acceso mediante huella dactilar o PIN o, simplemente, que conocen tu clave.
Lo que suelen buscar en este caso es una herramienta que archive todos tus correos, mensajes instantáneos y de redes sociales, llamadas entrantes y salientes y cualquier otra información confidencial con la que seguir tus pasos.
Puede que su intención no sea perjudicarte. Puede que crean que, sabiendo sobre tu vida, pueden ayudarte, por ejemplo. Sin embargo, incluso en estos casos están poniéndote en peligro, ya que los datos confidenciales van a parar a un servidor central que podría ser objeto de ataque por ciberdelincuentes.
La segunda puerta de entrada principal es la instalación de apps fuera de las tiendas oficiales. Muchas veces esconden stalkerware, reclaman muchos permisos y son capaces de saltarse tu antivirus. Son producto de ciberdelicuentes que quieren tus datos y que saben que Google y Apple no van a permitir en sus tiendas oficiales amenazas de este tipo.
La detección del stalkerware
Desgraciadamente, no todos los antivirus son capaces de reconocerlo, en parte porque son aplicaciones diseñadas para saltarse estos controles. Sin embargo, esto no significa que no podamos reconocer sus efectos y, si es necesario, efectuar una restauración a los valores de fábrica para eliminarlo del sistema.
Obviamente, la mejor prueba es la confesión del familiar, amigo o conocido que nos ha instalado este software de espionaje. En ocasiones, sus propios comportamientos delatan que saben más de ti de lo que, en principio, deberían conocer.
Pero el propio dispositivo nos da determinadas señales de que algo raro pasa. El stalkerware es un gran consumidor de recursos. Veremos que la batería nos dura menos, que nos consume memoria e, incluso, que recibimos mensajes de personas desconocidas con una frecuencia mucho mayor de lo normal.
La moraleja que debes extraer es que la ciberseguridad es muy importante para poder aprovechar las ventajas de nuestra vida digital minimizando riesgos. Por ello, debes prestar atención a buenas prácticas en instalación de apps, empleo de contraseñas, lugares en los que dejas tu dispositivo, etcétera. Son pequeños gestos que hacen mucho más complicado tener problemas de este tipo.
Por Gonzalo García Abad.