Un equipo de arqueólogos ha descubierto un extraño asentamiento en Perú. Se trata de un impresionante templo megalítico, con unos 3.000 años de antigüedad, que fue construido por una extraña civilización que rendía culto al agua. Situado en Huaca El Toro, donde actualmente se encuentra el distrito de Oyotún, los responsables del hallazgo consideran que su principal función era utilizar este emplazamiento para los rituales de fertilidad.

Se trata del primer templo de estas características que se encuentra en esta zona, precisamente en un valle en el que se terminan por unir dos ríos para dar origen al río Zaña. Todo apunta a que una civilización hasta ahora desconocida encontró hace tres milenios una zona perfecta en la que hacer vida, en un periodo en el que el acceso al agua solo se podía conseguir gracias a la cercanía con los ríos, ante la falta de técnicas para poder extraerla de otra manera.

Los expertos consideran que el lugar no fue elegido al azar, pero no solo por el propio acceso al agua, sino por el simbolismo que representa la zona, al tratarse del preciso lugar en el que nace un río. Sin duda, un emplazamiento lleno de simbolismo: “El agua es el elemento más importante para vivir, y en este momento, el agua era muy difícil de conseguir sin tecnología“, confirma Edgar Bracamonte, arqueólogo del Museo de las Tumbas Reales de Sipán a ‘Livescience’.

Según han confirmado los arqueólogos, el templo fue construido en tres etapas: la primera de ellas, entre el año 1.500 y el 800 a.C., donde los habitantes de la zona levantaron una estructura de pequeño tamaño con unos cimientos de arcilla en forma de cono; la segunda, entre el 800 y el 400 a.C., cuando se completó la estructura del templo con influencias de una civilización preincaica Chavin; por último, entre 400 y 250 a.C, donde se agregaron columnas para sostener el tejado.

Se desconoce qué civilización es la que se encargó de levantar esta estructura o si fueron varios pueblos los que lo hicieron a lo largo de los años. Lo que sí han podido saber los expertos es que este templo fue utilizado desde el año 1.500 a.C hasta el año 250 a.C., fecha en la que fue abandonado este edificio ceremonial de culto al agua y con clara vinculación hacia la fertilidad… hasta que en el año 1.300 volvió a ser ocupado por el pueblo Chumy, que lo convirtió en un cementerio.

De hecho, además de los restos de esta estructura que en su tiempo fue importante, los expertos han encontrado un total de 21 tumbas dispuestas dentro del edificio. Tal y como han podido confirmar los expertos, veinte de esas tumbas pertenecen efectivamente al pueblo Chumy, pero hay una de ellas que no les encaja. Se trata del enterramiento de un hombre adulto, orientado de este a oeste, con una botella de cerámica en sus manos.

Durante varios meses, desde septiembre hasta noviembre, los expertos han estado excavando en la zona en busca de evidencias que les permita entender quién se encargó de levantar esta impresionante estructura. Ahora, los científicos continúan analizando en laboratorio el resto de hallazgos con el objetivo de poder saber más de ese misterioso pueblo encargado de levantar un templo que rendía culto al agua hace más de tres milenios.

Fuente: El Confidencial

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