Hay muy poca evidencia sobre su eficacia, pero algunos viajeros escogen embalar su equipaje en los aeropuertos para proteger sus pertenencias.

Algunos viajeros se deciden a envolver sus maletas bajo capas y más capas de plástico, sobre todo los bultos más grandes, antes de acercarse al mostrador de facturación de su compañía aérea. Es una opción que los pasajeros escogen para proteger sus objetos personales de posibles daños y evitar manipulaciones en el equipaje y robos, aunque existan pocas evidencia sobre su eficacia.

Sobre lo que sí hay certeza, y no se cuestiona lo suficiente, es sobre la cantidad de residuos plásticos que genera este servicio, una prestación que se extiende por aeropuertos de todo el mundo.

Se sabe que la temporada alta es la época navideña en la que el promedio de maletas embaladas puede pasar en un aeropuerto de 70 a 130 por día  en un solo punto y esto va depender del aeropuerto y el tamaño del mismo.

Actualmente indican que responsabilidad se deja en manos del consumidor pero, siendo realistas, esto es tarea de todos.

Alba García, responsable de plásticos de Greenpeace, explica que la ONG no tiene datos sobre la cantidad de residuos que genera este servicio, pero señala que la opción más responsable con el medio ambiente siempre será aquella que sea reutilizable, como los candados. De lo que sí hay constancia es de que algunas compañías aéreas incentivan este servicio en sus páginas web.

Es el caso, por ejemplo, de la aerolínea Emirates. La empresa promociona este servicio disponible en el Aeropuerto Internacional de Dubái. “A fin de proteger sus maletas durante el viaje, utilice el servicio de embalaje (…): envolveremos su equipaje con plástico resistente y transparente, para que sus maletas se mantengan impecables durante todo el itinerario. Encontrará las máquinas para plastificar justo delante de los mostradores de check-in en la zona de Salidas”. Lo mismo sucede con compañías españolas. AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos de España, informa de la existencia del servicio y, además, lo promociona. “En algunos aeropuertos existen servicios de plastificado de maletas para evitar posibles daños durante su traslado y permanencia en la bodega de la aeronave”, comunica el organismo en su web.

Un hecho que resulta algo incoherente ya que AENA también celebra su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas: protección del entorno, uso eficiente de los recursos y lucha contra el cambio climático (ODS 7, 11 y 13). “Trabajamos para favorecer modelos de convivencia sostenible en los entornos donde operamos”. Un compromiso que choca con tanto plástico desperdiciado cada día en los aeropuertos del país. Preguntado por este asunto, el operador público aeroportuario explica a este diario que han focalizado sus esfuerzos en promover la separación de residuos generados en el aeropuerto, “fomentando el papel activo tanto de los empleados como de los diferentes concesionarios y de los usuarios”. Esto tampoco soluciona el problema.

Dudosa eficacia

Pero, además de los residuos que genera el servicio, ¿es realmente efectivo para proteger el equipaje? Parece que más bien todo lo contrario. Según una encuesta realizada en 2010 por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y otras asociaciones de consumidores, el 3,4% de los pasajeros que plastificaron sus maletas echaron en falta algún objeto en el interior. Entre los que no lo hicieron, el porcentaje de afectados baja hasta el 0,9%. Por tanto, la probabilidad de que desaparezca algo es tres veces mayor si se utiliza este servicio de embalaje. Aunque la encuesta, realizada entre viajeros de Bélgica, Francia, Italia, Portugal y España, ya tiene unos años, desde la OCU apunta que las conclusiones pueden seguir siendo válidas.

“Este tipo de protección implica un evidente gasto de recursos fósiles, es mejor una cerradura o candado (que se puede reutilizar). Si además tenemos en cuenta que no aporta mayor seguridad, es solo un producto de un solo uso que es complicado de reciclar“, explican desde la organización. Añaden que el hecho de envolver las maletas, “no garantiza que no sean abiertas para una inspección del personal de seguridad de los aeropuertos, de las compañías aéreas o de algún amigo de lo ajeno“. Aunque seguro que evita algún arañazo, este plástico no protege de los impactos que sufren las maletas en el desplazamiento hasta la bodega de la avión o hasta la cinta de recogida. Estos golpes suelen dañar las ruedas o el mango de la maleta, partes que no van protegidas por el plástico. Tampoco, como resulta evidente, de los extravíos.

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