Su generosa acción conmovió y dejó sin palabras a miles de personas.

En medio de todos los problemas que afronta el mundo entero, las personas que menos tienen y más dan, son aquellas que conmueven el corazón. Este fue el caso que sucedió en el comedor popular de Pimpungos, en la región de Cajamarca, Perú, cuando ingresó una amable abuelita cargando dos alforjas y donó productos agrícolar para las personas que cumplen aislamiento por el coronavirus.

“Aquí les traigo algunas cositas”, fueron las palabras de doña Albertina Flores Gonzáles, una dulce y simpática abuelita de la comunidad de Los Claveles, que llegó al comedor comunitario para colaborar con las personas que cumplen el aislamiento social para evitar más contagios de COVID-19.

En ese momento fue recibida por una de las mujeres que cooperan en el comedor, quien la ayudó a bajar las dos alforjas llenas con los productos que ella mimas siembra en su terreno. “Disculpen que no traiga más, porque vengo caminando”, dijo doña albertina, frente el asombro de las mujeres que ayudan a preparar los alimentos.

Un trabajador de la Municipalidad Distrital de Pimpingos presenció el conmovedor momento y no dudó en compartirlo en redes sociales. “Este caso, me hace recordar a mis abuelitas. Se me hizo un nudo en la garganta y no pude evitar derramar una lágrima, y recordé que da más el que no tiene, que aquel que tiene y no da nada”, señaló.

Después de recibir la generosa donación, invitaron a doña Albertina a almorzar y le prometieron devolver la visita en su comunidad. Esta promesa se cumplió una semana después, llevaron alimentos y una persona anónima desde Lima le envió dinero por su gran gesto de solidaridad y amor al prójimo.

“Esta es la historia de doña Albertina, ejemplo de lucha, esfuerzo y sacrificio. Que Dios lo bendiga y proteja por siempre. Porque estas acciones parten el alma y dejan sin palabras”, concluyó el trabajador municipal.

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