Iván Fernández Anaya es el atleta del gesto, el deportista que dio al mundo la posibilidad de recuperar la fe en los valores más nobles del deporte, hace poco menos de 3 años.

En aquel momento, el 2 de diciembre de 2012, Iván se acercaba a la meta del Cross de Burlada (Navarra) en segunda posición, cuando vio que, por delante de él, Abel Mutai frenaba su marcha metros antes de cruzar la línea de llegada. El keniata, bronce olímpico ese mismo año, había confundido la meta y estaba deteniendo su paso sin ser consciente de que el resto de corredores aún podían arrebatarle la victoria.

Iván, aunque se encontraba a bastante distancia, logró alcanzarlo rápidamente, pero en lugar de aprovechar el momento para obtener la victoria, se puso al ritmo de Abel Mutai y le indicó con un gesto del brazo que la meta se encontraba unos metros más adelante. Abel Mutai cruzó primero, con Iván pegado a él, dejando para la historia del deporte un gesto: el de Iván con el brazo extendido, señalando la línea de meta, y prácticamente empujando a Abel Mutai hasta ella.

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