Muchos países han cerrado sus fronteras, los negocios no esenciales también han sido obligados a cerrar. Ya no puedes ir a un restaurante, no puedes ir a la peluquería, al cine, a una discoteca y tampoco puedes ir a Misa o al culto de una iglesia cristiana.

Pero, ¿Cómo está afectando este cierre a los negocios? Muchos de ellos ya se han declarado en quiebra y hasta han despedido a sus trabajadores porque no pueden pagar sus sueldos si es que no perciben ingresos.

Esto también afecta a las iglesias cristianas que debido a la falta de “culto” presencial se restringe el ingreso promedio de los diezmos.

Claro está que muchas iglesias ahora están operando por Facebook e instagram, e indican que si quieren ayudar a la iglesia lo pueden hacer a través de links. Pero esto no se da del todo porque muchas de las personas que ofrecían su voluntad son muy mayores y no tienen acceso a redes sociales o incluso a cuentas bancarizadas que se puedan gestionar por internet.

Además muchos de los fieles han perdido sus trabajos y en esta situación de crisis ya no pueden ofrecer su ayuda económica.

Será entonces interesante y desafiante ver el camino que muchas iglesias tomarán y sobre todo el como actuarán una vez que el confinamiento llegue a su fin, ya que en muchos países los eventos masivos continuarán prohibidos.

¿Es una oportunidad para las iglesias este momento de crisis?

Para nadie es un secreto que las religiones en la historia han cobrado más fuerza en momentos de necesidad. Guerras, descubrimientos (Como el de América), acuerdos políticos, etc. Pero ¿Este momento es una oportunidad para las iglesias de sumar más fieles?

Hemos visto infinidad de videos y textos de personas aplaudiendo en sus balcones a las 8:00pm. Aplaudiendo a héroes que se la juegan día a día, poniéndose en riesgo ellos y sus familias. Héroes anónimos y otros no tanto que fungen de doctores y enfermeros, de personal de limpieza, de policías, de personal sanitario en general, de personal del ejercito. Pero hasta ahora nadie se para a aplaudir a las personas que oran o llevan la “palabra” a los desconsolados.

¿Es entonces que el mundo está cambiando?

Por ahora todo es una incertidumbre, ningún pronóstico económico, social o religioso nos dirá en qué acabará.

Esperemos como siempre que sea en el mejor término posible. Mucha Salud para todos.

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