Es cierto que en un finde semana normal, digamos uno como los que llevábamos teniendo hace un mes y un poco más atrás, no hubiéramos tenido ningún problema para quedarnos varias horas del día mirando una serie de Netflix, sin siquiera movernos para cambiar de posición. Pero algo pasa cuando esto se vuelve obligatorio, que pierde un poco el gusto. Esto es lo que está ocurriendo con la situación que estamos viviendo hoy en día. La cuarentena ya es un hecho en casi todos los países del mundo; inclusive si tu gobierno no la ha declarado obligatoria, lo más consecuente es asumirla voluntariamente. De otra manera, estarás contribuyendo a que el peligroso coronavirus se esparza sin control alguno. 

Leer un libro siempre va a ser una buena opción, pero llega un momento en que no importa si el formato es en una serie o una película o una novela, ya no tenemos cerebro para procesar más historias. Ese momento cuando ya los personajes de Stranger Things se nos empiezan a cruzar hacia la trama de El Padrino y la escuchamos con los diálogos de La Chica del Tren, es cuando tu cerebro activa la palanca para avisarte que estás un poco cerca de perder el control.

Por suerte para nosotros, existen otras alternativas. Mirar por la ventana es una, pero también nos agotaremos rápido de ella (para bien o para mal, nos hemos acostumbrado ya a estímulos un poco más emocionantes que la simple contemplación). A pesar de que saben más de animales salvajes que de la psicología de un ser humano en cautiverio voluntario, Animal Planet notó que había una necesidad acá. Una necesidad que ellos eran capaces y estaban dispuestos a suplir. Echando mano a sus mejores grabaciones de cachorritos tiernos, anunciaron que se encargaron de mantenernos a todos lejos del aburrimiento y la inanición. 

Su programa Too Cute ya debe ser conocido por varios. Se trata de una hora de televisión dedicada exclusivamente a la historia de una camada de cachorritos, desde que salen del cuerpo de su madre hasta que ya son unos perritos independientes. Como todos sabemos, son ese par de meses entre medio, cuando son unos bebés tan torpes como juguetones, los que nos resultan más irresistibles. Es una mezcla entre comedia sana y blanca, con el instinto de cuidar de quienes más lo necesitan.

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