Hace casi 30 años, el fotoperiodista brasileño Sebastião Ribeiro Salgado regresó de África, donde pasó una temporada documentando los horrores del genocidio del Ruanda. Después de este doloroso proyecto, Salgado tenía planeado hacerse cargo del extenso rancho de su familia en Minas Gerais—una región que él recordaba como un frondoso bosque tropical. Desafortunadamente, el área había sufrido una transformación drástica: solo un 0.5% estaba cubierto de árboles, y toda la fauna había desaparecido. “La tierra estaba tan enferma como yo”, le cuenta Salgado a The Guardian.

Su esposa Lélia tuvo una idea: ¿por qué no reforestaban el bosque? Para ayudar con esta causa que parecía imposible, la pareja creó el Instituto Terra, una “organización ambiental dedicada al desarrollo sostenible del Valle del Río Doce” en 1998. A lo largo de las siguientes décadas, los Salgado y el equipo del Instituto Terra reconstruyeron este bosque de 710 hectáreas de forma lenta pero segura, transformándolo de un terreno árido a un paraíso tropical.

Ahora una reserva particular de patrimonio natural, cientos de especies de flora y fauna han convertido a esta antigua ganadería en su hogar. Además de 293 especies de árboles, esta zona ahora cuenta con 172 especies de aves, 33 especies de mamíferos y 15 especies de anfibios y reptiles, muchos de los cuales están en peligro de extinción. Como se esperaba, este rejuvenecimiento también ha tenido un gran impacto en el ecosistema y el clima. Además de reintroducir plantas y animales en el área, el proyecto ha rejuvenecido varios manantiales en esta área propensa a las sequías, e incluso ha impactado positivamente las temperaturas de la zona.

En última instancia, esta gran hazaña ha salvado más que el paisaje local. “Todos los insectos, aves y peces regresaron”, comparte Salgado, “y, gracias a este aumento de árboles, yo también renací: ese fue el momento más importante”.

A lo largo de 20 años, el fotoperiodista brasileño Sebastião Ribeiro Salgado y su esposa Lélia han transformado una parcela de tierra estéril en un próspero bosque.

 

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