No es para nada extraño que el estudio realizado por una empresa de vuelos europeos indique que aquellas personas que aman viajar son más inteligentes.

El estudio indica que las personas con mayor coeficiente intelectual preferían viajar y conocer otras realidades para expandir sus conocimientos y además desarrollar de mejor forma su empatía y personalidad.

Los viajes conectan con la persona en cuerpo y alma y ayudan a superar sus puntos más débiles, haciéndolos conscientes de sus limitaciones y motivándolos a superarlas.

Los viajes enseñan incluso más que una escuela o una universidad.

Las personas que fueron entrevistadas indicaron que incluían los viajes como parte de la formación de sus hijos o niños de su familia pues ellos veían que ellos aprendían cosas más importantes en este tipo de situaciones en comparación con la escuela.

Viajar no sólo ayuda en la formación de los más pequeños de la casa, también los humaniza y demuestra una realidad diferente a la que se ve en televisión o través de lo que se lee en los periódicos o internet.

 

 

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