Dicen que nuestro destino de viaje no es un lugar, sino una forma de ver las cosas, así parece que pasó conmigo.
Nosotros nacimos en continentes distintos yo peruana y el francés pero estábamos destinados a encontrarnos y enamorarnos. Ahora después de casi 5 años puedo asegurar que cuando dos personas están destinadas a estar juntas no importa donde estén o con quien estén tarde o temprano se encontrarán.
Dejé mi país para vivir y estudiar en Francia, no es fácil dar ese paso, dejar tu zona de confort, tu familia, tus costumbres pero poco a poco me fui enamorando de estar en Europa, me detuve a pensar en la maravillosa oportunidad que se me había presentado de poder conocer de cerca otras culturas, otros países de Europa, otras comidas, otras personas e infinidad de cosas.
Y lo más importante agradecer a Dios por permitirme conocer a quien ahora es mi esposo y el mejor guía de viajes.
Junto a él hice uno de los viajes que despertó en mí esas ganas de seguir viajando, fue un viaje de dos semanas que hicimos en auto, recorrimos varias ciudades de Italia y me quedé enamorada de la arquitectura de Roma, el arte de Florencia, el romanticismo de Venecia.
Hoy en día los viajes no han parado, la única diferencia es que somos tres viajeros.
Mi bebita tiene 18 meses y a su corta edad ya ha viajado muchas veces en avión (por casi 15 horas), por barco, tren, y en auto. Estamos seguros que le encantan los viajes tanto como a nosotros.
Viajar es adquirir una nueva experiencia, es conocer más a las personas que te acompañan, es mirar paisajes que jamás te hubieras imaginado, es encontrar alguien amable en el camino, conocer nuevas personas y encontrar una sonrisa diferente en cada lugar.
Es por este motivo que me anime a compartir mis experiencias en Viviendo en Europa en donde les muestro a través de fotos y videos un poco de Europa, así como las principales diferencias con mi país con la finalidad de rescatar lo positivo de cada lugar.
